domingo, 11 de enero de 2015
LOS OBREROS EN EL SIGLO XIX.
Situación:
El capitalismo industrial y su sistema de fábricas crearon una nueva clase de trabajadores, que mantenían en común que solo recibían una fuente de ingresos el salario.
La principal característica era la inseguridad, no sabían cuando ganarían, por cuanto tiempo tendrían trabajo… una enfermedad, un accidente, la vejez prematura, todo estos factores les conducían a la mendicidad.
Los obreros tenían en común con el amplio número de trabajadores urbanos su dependencia del salario, se hallaban a un paso de la pobreza y un abismo amplio e insalvable los separaba del mundo burgués.
Los barrios obreros:
En las zonas industriales resultaba conveniente que las viviendas estuvieran cerca de las fábricas, así surgieron los barrios obreros.
Eran edificios de dos o tres plantas al principio, que aumentaron progresivamente en altura y volumen, a la vez que se extendían los suburbios de las principales ciudades.
Crecían desordenadamente, sin que el poder municipal atendiese a los servicios mínimos, las calles, patios, y corredores estaban muy degradados por el amontonamiento de basuras y desperdicios.
Todo aquello constituía un constante peligro de infecciones.
Nivel de vida
El gasto en vestidos era muy reducido, un vestido cada varios años. La indumentaria del trabajador se diferenciaba de la de los burgueses: la blusa y la gorra eran los elementos distintivos para el hombre, y un vestido largo, el atuendo de la mujer.
El centro de ocio para los hombres era la taberna, único lugar que permitía relacionarse fuera del trabajo.
Los trabajadores se lavaban más que los burgueses, por necesidad ya que en muchos oficios sus cuerpos y sus ropas se ensuciaban diariamente.
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